Al asumir su segundo mandato constitucional, la Presidenta Cristina Fernández se comprometió a seguir trabajando “por todos y con todos por una Argentina más justa, solidaria y equitativa”. Si bien la frase puede leerse como un slogan, es también la expresión de una propuesta de futuro, quizá la traducción de un horizonte ético en un compromiso político. Cuando la propia Cristina inició su mandato anterior se habló de “profundizar” el cambio y más recientemente, sobre todo después del fallecimiento de Néstor Kirchner, en las mismas filas del elenco gobernante se pronunció una y otra vez la sentencia de “siempre más”.
La Presidenta hizo un balance de lo realizado, no sólo por su gobierno sino por el de Néstor Kirchner. Y a todas luces son muchos los pasos dados desde el 2003 hasta el presente. Sin embargo, todo eso forma parte ya de los logros y, en alguna medida, de la historia. Ese es el nuevo piso. Y las expectativas, las búsquedas y los nuevos horizontes tienen que fijarse con esa nueva base. A eso se le puede llamar también una nueva generación de expectativas y horizontes de gobierno.
¿Es lógico y sensato pedir más? Sí, porque la calidad de vida no tiene un tope estipulado. Porque es normal aspirar a más, siempre.
Porque como bien se indicó fueron importantes los avances en educación, pero no se pueden resignar nuevos horizontes de calidad que combinen mejores prestaciones, más integración tecnológica, otros horizontes pedagógicos. Para la educación media y para la educación superior. La Asignación Universal por Hijo es un paso importante, pero hay que trabajar para que la universalidad sea tal, para que deje de ser percibida como un subsidio y se la entienda como un derecho, y para que nadie piense que la AUH es sustitución del trabajo digno. Eso sería buscar un salto de calidad. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual tiene que ser la base de una política nacional de comunicación que apuntale a otras políticas públicas. Y hay que avanzar hacia un régimen jubilatorio que garantice la dignidad y la calidad de vida de quienes aportaron durante su trayecto laboral. Son sólo algunos ejemplos. Y podríamos seguir agregando. No se trata de desconocer lo hecho. Aplausos, reconocimientos... y ya está.
Ahora hay un nuevo piso, otras demandas. Sin desconocer nada, pero exigiendo legítimamente “una Argentina más justa, solidaria y equitativa” como lo anunció la Presidenta.
Fuente: Página 12