Mientras la zona lindera al
Río Paraná resiste la embestida del agua, a pocos kilómetros los productores ruegan para que la lluvia ponga fin a la sequía. Transportan agua en camiones
para abastecer a escuelas y salvar animales.
Dos realidades en la misma realidad:
el Chaco. En una de las provincias más castigadas y pobres del país, conviven dos escenarios totalmente opuestos. De un lado, al noroeste de la provincia, en lo que queda del Impenetrable, la sequía es devastadora. La última lluvia - y aislada - cayó en febrero y los animales “
se entregan” por no tener agua ni pasturas. Del otro lado, en la margen del
Río Paraná, la gente intenta salvar sus vacas, chivos y ovejas llevándolos a las zonas más altas para que la correntada no los arrastre. Las localidades de
Isla del Cerrito,
Colonia Benítez,
Barranqueras,
Puerto Vilelas y
Antaqueras padecieron la imprevista crecida del
Río Paraná en las últimas semanas.
En esa zona, alrededor de
1.100 personas tuvieron que abandonar sus casas al ser evacuadas antes de que la crecida los arrastre. Pero no todos pudieron ser asistidos y aún permanecen en sus casas
y con más de un metro de agua.
La intendencia de
Barranqueras, explicó que la zona lindera al
Río Paraná tiene una defensa para resistir las crecidas. Sin embargo, “
muchas familias viven por fuera de la barrera de contención y hemos tenido que evacuarlas. En nuestro caso, son alrededor de 30 familias que tuvieron que dejar sus casas”. Y detalló que “
extraemos el agua con ocho dotaciones de bomberos”.
También señaló que “
la altura del río llegó a los 6,79 metros y hoy está en 6,50 cuando el nivel normal es de tres metros”.
“
Nosotros rogamos que no llueva porque eso podría hacer que el agua ingrese a la ciudad, y al mismo tiempo sabemos que a 200 kilómetros de acá la gente se muere por la sequía. Es increíble”, concluyó.
Se declaró la emergencia hídrica por 180 días. De esta manera se aceleran las acciones de los
Ministerios de Gobierno,
Justicia,
Seguridad y Trabajo; de
Desarrollo Social y Derechos Humanos; y a la
Administración Provincial del Agua y a la
Dirección Provincial de Defensa Civil para que realicen todo lo posible para evacuar a la gente y tratar de salvar sus pertenencias.
La otra cara de la moneda no es menos desesperante. La sequía no da tregua en
Juan José Castelli,
Quitilipi,
Machagai,
Saenz Peña y otras localidades cercanas al Impenetrable. Los animales mueren de a cientos todos los días y se calculan que en lo que va del año se perdieron más de 200 mil
cabezas de ganado.
En el departamento de
General Güemes, donde se encuentra
Misión Nueva Pompeya - la primera población dentro del Impenetrable - no cae una gota de agua desde hace más de un año y medio. Basta caminar para encontrar animales muertos cada pocos metros. Todas las represas o estanques se secaron hace varios meses. El Estado provincial acarrea agua desde el paraje
El Caimán de la localidad de
Miraflores, a 70 kilómetros de
Castelli, para que los pobladores tengan para darle a sus animales. Pero no alcanza.
El intendente de
Juan José Castelli, calificó a la situación como “
crítica” y contó que se transportan 1,6 millones de litros de agua por día para abastecer a los 40 mil habitantes que tiene la ciudad y alrededores.
A través de cuatro camiones que pone el municipio, extraen agua del reservorio
Chikí Lamón y abastecen principalmente a escuelas y centros de salud.
Acá llevamos 4 años consecutivos de sequía que han hecho un desastre con el sector
ganadero.
Una obra de infraestructura llevaría la solución a todo el noroeste chaqueño.
El acueducto
Castelli - Río Bermejo, cuyo proyecto ejecutivo está terminado, abastecería a toda la región del Impenetrable. “
El Chaco está partido en dos. La mitad está inundado y del otro lado nos morimos por la sequía.
No puede ser, las obras tienen que ser prioridad más allá de las banderas políticas. Es una cuestión humanitaria", graficó el intendente de
Castelli
Fuente: Crítica de la Argentina