La cadena productiva del
PVC está altamente diferenciada.
Diversos aspectos comprueban tal diferenciación, desde sus contribuciones para el Desarrollo Sostenible hasta el reciclaje, pasando, incluso, por el análisis del ciclo de vida del producto.
Uno de los aspectos ambientales más importantes y benéficos del
PVC radica en el origen de sus principales materias primas e insumos: cloro, eteno (también conocido como etileno) y agua.
La principal materia prima del
PVC es la sal del mar, recurso renovable en la naturaleza. A partir de la cual se obtiene el
cloro, que representa el
57%, en peso, del
PVC.
Los
43 restantes se obtienen a base de petróleo convertido en
eteno. Sin embargo, se debe remarcar que Brasil posee tecnología para tal cometido a partir de la caña de azúcar, volviéndose también un recurso renovable y, por consiguiente, inagotable.
Debido a esta baja dependencia del petróleo, el
PVC consume apenas 0,3% del petróleo extraído en el mundo, índice muy pequeño ya que es uno de los 3 plásticos más utilizados. Para efectos de comparación, todos los polímeros juntos totalizan un
4%, mientras que el
86% está destinado a la climatización, el transporte y la generación de energía, constituyéndose en aplicaciones poco racionales, considerándose que el petróleo es escaso y las reservas mundiales deberán de agotarse a la brevedad.
En el caso del
PVC, cuyo proceso de producción es electro intensivo, hay otra ventaja ambiental importante. El agua, abundante en el país, es ampliamente utilizada en plantas hidroeléctricas para generar energía limpia, usada también en la fabricación del
PVC.
Estas constataciones, por sí solas, acreditan al
PVC como un plástico que está de conformidad con uno de los requisitos básicos del Desarrollo Sostenible.
Fuente: Instituto do PVC